LA VERDAD DE LA MILANESA

La milanesa es un bife de carne, rebozado con pan rallado y huevo y frito en aceite. Riquísima. Suele acompañarse con papas fritas. Si en un boliche pedimos una milanesa de la casa, suele venir “a caballo”, es decir, con uno o dos huevos fritos sobre las papas. (Consejo: abstenerse quienes tengan problemas de colesterol).

Pero esa no es la verdad de la milanesa: éste es un dicho popular que no sé muy bien como se originó, pero se utiliza para cuando al fin alguien decide contar espontáneamente la verdad, aquello de lo que tiene certeza, o que lo interpreta como tal.

Así que hoy, he decidido contar MI o mis “verdades de la milanesa” del último año a través de hechos o lecturas que fueron dejando en mi huellas profundas, certezas que aprendí, y cosas que desde una perspectiva u otra hicieron que hoy sea una persona diferente a lo que era en setiembre de 2007.

Siempre creí (y sigo sosteniendo) que uno realmente muere no cuando deja de respirar sino cuando siente que no tiene más que aprender, y a veces eso suele ser mucho antes que la muerte del cuerpo.

Mis verdades entonces son las cosas que aprendí, y en varias de esas cosas, ustedes, mis compañeros del club de la vida, han tenido mucho que ver.

Inevitablemente en esta lista faltarán algunas certezas, que son las que se mantienen en mi subconsciente, para aflorar cuando mi corazón o las circunstancias así lo requieran.

No figuran de acuerdo a la importancia; intentaré llevar un orden cronológico, para facilitar mi memoria:

* Mi cerebro tiende a bloquear los malos pensamientos.

* El amor no sólo existe, es mayor que lo que creía.

* Soy selectiva para realizar contactos, pero no selecciono a quien querer.

* Debo dar gracias a la vida por lo que me ha quitado, porque quiere decir que antes me lo otorgó.

* Para el amor no hay recetas: solo hay que reconocerlo y mantenerlo vivo (esa certeza la tenia de antes pero la confirmé una vez más).

* Para mantener el amor no es necesario firmar contratos.

* Debo aprender a no pedirle peras al olmo, y sobre todo, antes debo aprender a diferenciar un olmo de un peral.

* La fortaleza interior nos puede sorprender mucho.

* Las lágrimas se pueden aguantar por varios meses. Sólo hay que saber darles la orden de que no pueden salir.

* Algunas personas se encumbran, miran desde arriba de su pedestal, y se olvidan de la misión que tienen como seres humanos.

* Algunas personas dan lo mejor de si y aunque pueda parecer que no es suficiente, lo siguen haciendo día tras día.

* Podemos tener muchos conocidos, y a veces quienes más te ayudan son aquellos que recién te conocen.

* Cada persona lleva el dolor como puede, y no como la sociedad le dice que debe llevarlo.

* Es sorprendente lo grandes que pueden ser algunos niños y lo pequeños que se vuelven algunos adultos.

* Los pecados capitales son ocho.

* Las maravillas del mundo son más.

* La necedad y el odio dañan mucho más que los errores.

* Puedo hacer algo importante desde mi rinconcito en el mundo.

* Las malas palabras no son las que no me dejaban decir cuando era niña.


* No me molesta que alguien me considere tonta.

* Cuando me dicen que soy sabia me siento un poquito incómoda, y más comprometida.

* Soy capaz de perdonar, pero a veces quisiera no tener tan buena memoria.


Estoy segura que hay más verdades reafirmadas en este año.
Fue bueno escribirlas. Con algunas de ellas formaré un jardín por el que me pasearé de vez en cuando, otras quedarán en una lista, en un cajón para no olvidarlas, pero guardadas lo más lejos posible.


(Ref: "Verdades de la milanesa, balance 2008")