Hay ocasiones en las que palabras apropiadas provocan un efecto mágico,
logran cambios de actitud, hacen aflorar emociones.

De eso se trata este blog: de convertir ideas en escritos, sueños
en palabras y envolverlos "para llevar"
.

jueves, 24 de enero de 2013

LA ARDILLA Y LA RAZON


Recostada al sol de un cálido invierno observo cómo una pequeña ardilla con su gran cola sube y baja de un árbol que no sé como se llama, ni cómo son sus frutos.  Ella sí  lo sabe. Y cuidándose de mis movimientos, pasa raudamente de un árbol a otro; selecciona los frutos,  tomando lo que la nutre, lo que es bueno y tirando sin más, lo que no sirve.

Este es uno de esos momentos en que no hay otra cosa que observar y pensar. Entonces, pienso qué me deja lo observado. Los seres humanos somos (supuestamente) más inteligentes que las ardillas.  Sin embargo,  guardamos y guardamos, en la casa, en el placar, en la mente y en los corazones, cientos de cosas, personas, palabras  y recuerdos que no sirven, tratamos de modificarlos, de adaptarnos a ellos, y albergamos muchas veces la esperanza de que tal vez, algún día,  sean buenos, nutran, vuelvan a servir.

Ella sigue, mirándome cada pocos segundos, con su selección instintiva, mientras yo trato de razonar cuáles  son mis nutrientes, si vale la pena lo guardado y si no he desechado tal vez  lo útil o recuperable.

Le digo gracias y me ignora. Mi razón, mis conclusiones, no son importantes en su vida. Para mi, si. Entonces, gracias, igual.

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